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¿POR QUÉ EL NOMBRE TEHUELCHES?

La palabra tehuelche proviene del mapudungún chewel che, cuyo significado sería «gente bravía», «gente arisca» o «gente de tierra estéril».​ Otra versión sugiere que podría derivar del nombre de una de sus parcialidades, los teushen, más la palabra mapuche «che», que significa ‘gente’ o ‘pueblo’.

CARACTERISTICAS

IDIOMA

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La lengua de los tehuelches está extinta, fue el aonikaish. Pertenecería al tronco lingüístico Tshon, al igual que la de los Selk’namselk’nam, era aglutinante y sustantiva, significaba que cada palabra designa cada objeto de la naturaleza o expresa ideas abstractas de un orden superior, por ejemplo: chetjen /guanaco nuevo; shotel/ojo de guanaco; Otil nau/ espíritu bueno. Habrían existido tantos dialectos como subgrupos componían la etnia.

ALIMENTACIÓN

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La dieta de los patagones o tehuelches estaba basada en carne cruda o cocida y la misma era muy variada, girando entre guanacos, jabalíes, venados, ñandúes, mulitas o peludos, liebres, pumas, pescados y focas, pero luego, con la llegada de los colonizadores se le agregó la carne de los caballos, las ovejas y vacas.

Su mayor placer era comer la grasa rancia cruda, limpiaban el cuenco donde habían tomado los mates del día anterior y le daban a los chiquillos los restos de yerba húmeda para que los comieran como la más exquisita golosina.

RELIGIÓN

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Como en el caso de muchas otras etnias que no desarrollaron una estructura estatal, los tehuelches no poseían un sistema religioso organizado, pero tenían un corpus de creencias basadas en mitos y ritos propios, los cuales eran narrados y actualizados por los chamanes quienes también ejercían la medicina con la ayuda de los espíritus evocados en los mismos.

Creían en diversos espíritus telúricos, además de una divinidad suprema creadora del mundo pero que no interviene en él.

En esta cultura se aceptaba la existencia de un espíritu maligno, llamado Gualicho.

En el siglo XXI la mayoría de los tehuelches se consideran cristianos.

ECONOMÍA

Los Tehuelches, cazaban básicamente el guanaco, que su carne era la más preciada, pero también su piel constituía materia prima de vestidos, abrigos, habitación y otras necesidades. Para cazar utilizaban la boleadora, cercando a la presas con caballos y perros; recolectaban vegetales comestibles y medicinales, así como mariscos en la costa.

La mujer estaba a cargo de las tareas domésticas, como buscar leña y agua hasta cocinar los alimentos, del desplazamiento y de la instalación y desinstalación del toldo, cuidaban y criaban a los niños, preparaban los cueros y manufacturaban ciertos objetos, eran las encargadas de la decoración de los mantos, bolsos, cinturones y naipes. Los hombres estaban encargados de cazar y fabricar las herramientas y armas, pero pasaban buena parte del tiempo comiendo, descansando y jugando.

En el siglo XVIII, se dieron cambios en la economía, sumaron a su dieta la carne y sangre de este animal, de preferencia la de yeguas, de manera ritual y como objeto de sacrificio. También utilizaron en el extremo norte sus tendones, huesos y pieles en la fabricación de útiles y la cubierta del toldo, la elaboración de la utilería ecuestre se fue complejizando y generó una importante actividad artesanal.

 

LOS ANTIGUOS HABITANTES DEL SUR DE LA PATAGONIA

El nombre complejo tehuelche ha sido usado por investigadores en sentido amplio para agrupar a un conjunto de pueblos amerindios de la Patagonia y la región pampeana. Diversos especialistas, misioneros y viajeros han realizado propuestas para agruparlos teniendo en cuenta la similitud de sus rasgos culturales, su vecindad geográfica y sus idiomas, aunque entre ellos se hablaban idiomas que no estaban emparentados entre sí, y su distribución geográfica era extensa.

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FOTOS HISTORICAS

PINTURA Y ARTE

La pintura, clave en el arte tehuelche, fue utilizada sobre distintos soportes.

En el cuerpo, utilizaban pinturas faciales y corporales a manera ceremonial y, cotidianamente, como protección contra el clima. Las pinturas de distintos colores fueron hechas en base a grasa animal, también se tatuaron por medio de incisiones en la piel.

El exterior de sus mantas de cuero de guanaco, era ricamente decorado con coloridos dibujos geométricos. Un quillango necesitaba unos trece cueros de guanaco, de preferencia de la cría, el chulengo.

Como parte de la vestimenta, también calzaron botas de cuero, primero hechas de guanaco y luego de potro, en todos estos se observa un estilo común: motivos simples, principalmente geométricos, de puntos, líneas, círculos y grecas; pero incorporando figuras naturalistas, la más común fue la impronta de manos.

Así mismo destaca el juego de naipes, asimilado del contacto con los barcos de paso o por la movilidad que les otorgó el caballo. Manejaron tanto la baraja española como la inglesa, pero especialmente la adornada con sus propios motivos, las hacían con cuero de guanaco, que igualmente incorporaron los dados que fabricaron con huesos de huemul.

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